(sigo retrasando la historia de la boda intercalando tiras independientes. Sorry, me falta tiempo, y qué demonios, hay algunos de vosotros que agradecéis las tiras autocontenidas)
Una característica especialmente divertida de los intentos de micro-management de los directivos y comerciales es verles boquear cuando les quitas sus fechas y sus reuniones maratonianas sin planificación y les metes en un proyecto con SCRUM. Eso sí, hasta que consigues que superen el mono de intentar controlar lo incontrolable y congelar lo incongelable (los tiempos sin congelar los requisitos), la cosa es parecida a una habitación cerrada con 100 monos esquizofrénicos con motosierras atadas a la espalda.
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