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Ender, tú antes molabas publicabas una vez a la semana, no tienes corazón, ahora, ¿cómo paso yo el PUTO lunes?, te voy a mandar a un par de torturadores profesionales a que te den un recado (conozco a unos comerciales de empresas de electricidad que son muy cargantes)...
(para que lo digáis vosotros, ya lo digo yo)
Sé que estas semanas están siendo muy absurdas... y podría hacer una tira pequeñaja y tal... pero es que ni a eso llego: este fin de semana ha habido tres cumpleaños... y el día del orgullo friki... y el día de la toalla... y casualmente todo ha coincidido en que ha sido el domingo...y uno de los cumpleaños era el mío... y otro de los cumpleaños era el de mi padre... y esto... el vino...
...¡y también, el día de la toalla! (que el año pasado me avisaron)
“La guía del autoestopista galáctico” tiene algunas cosas que decir acerca de las toallas. Una toalla (…) puede ser el objeto más necesario que un autoestopista galáctico puede llevar consigo. Esto es, en parte, por su gran valor práctico: puedes liártela alrededor del cuerpo para que te de calor mientras vagas por las frías lunas de Jaglan Beta, puedes tumbarte sobre ella mientras estés en las soleadas playas de arena granítica de Santraginus V (…), puedes usarla como manta cuando duermas bajo las estrellas que brillan en el planeta desierto de Kakrafoon, puedes utilizarla como una mini-lancha en el lento y pesado río Moth, puedes mojarla para participar en un combate cara a cara, puedes enrollártela en la cabeza para prevenir vapores nocivos o la mirada inquisitorial de la Hambrienta Bestia Bugblatter de Traal (un animal increíblemente estúpido que da por hecho que, si tú no puedes verlo, él tampoco te puede ver a ti: más bobo que un cepillo, pero muy hambriento), puedes agitar tu toalla como señal en caso de emergencia y, por supuesto, puedes secarte con ella si aún parece estar lo suficientemente limpia.
Más importante es el inmenso valor psicológico de una toalla. Por alguna razón, si un strag (un no-autoestopista) descubre que un autoestopista lleva una toalla consigo, asumirá automáticamente que también está en posesión de pasta de dientes, toallitas, jabón, tarro de galletas, termo, compás, mapa, madeja de hilo, spray antimosquitos, cadenas para ruedas, traje espacial, etc. Más aún, el strag le prestará de buen grado al autoestopista cualquiera de esos objetos, o una docena más, que el autoestopista puede haber perdido accidentalmente. Lo que pensará el strag es que cualquier hombre que es capaz de hacer autostop por la larga y ancha galaxia, pasar apuros, malvivir, enfrentarse a terribles peligros, salir triunfante y, aún así, no olvida en ningún momento dónde está su toalla, es un hombre muy a tener en cuenta.”